Disfonía en niños

Disfonía infantil

En la actualidad hay evidencia de que la prevalencia existente de escolares con patología vocal está situada entre el 6% y el 23% según distintas publicaciones.

Cuando un niño se queda a menudo sin voz o le molesta el uso de la misma durante un largo periodo de tiempo, es necesario buscar a qué es debido el problema, para ello, hay que acudir al especialista en otorrinolaringología para que realice las pruebas objetivas necesarias para detectar posibles lesiones, una exploración mediante  videolaringoestroboscopia nos dará información sobre  la anatomía y la función laríngea, y esta información le será de gran valor al logopeda para reeducar en el buen uso de la fonación y cuidado de la voz con la intención de prevenir estos episodios y fomentar un buen uso de la misma.
La  detección  temprana de la causa que esté originando la disfonía  y el tratamiento logopédico temprano puede evitar lesiones crónicas. 

TRATAMIENTO LOGOPÉDICO


El tratamiento de la disfonía infantil se lleva a cabo por el logopeda que debe basar su abordaje en varios aspectos:
El conocimiento adecuado de las etapas del desarrollo anatómico para tener en cuenta los intervalos en los que se va produciendo descenso laríngeo y la muda vocal.
 La funcionalidad vocal del niño a nivel de frecuencia fundamental de la voz, tiempo máximo de fonación, tiempo máximo de espiración y uso habitual de la voz en su entorno (abuso vocal, malos hábitos) para relacionarlo con los tramos de edad.
Evaluar la voz, es una tarea complicada porque es difícil llevar a cabo otros protocolos más sistemáticos con la población infantil. Por eso, siempre se comienza desde un punto de vista lúdico a través del que ir extrayendo la información y generando un vínculo emocional entre el profesional de la logopedia y el niño. Posteriormente, ya con el niño presente, se establece una valoración perceptiva de diferentes parámetros:
Valoración parámetros vocales: durante una primera sesión con el niño se comienza con juegos y creando vínculo. El profesional de la logopedia puede pasar la Escala GRABS, que se utiliza para realizar una evaluación perceptual de 5 parámetros: G: grade (grado de disfonía). R: rough (ronca). B: breathy (soplada). A: astenic (fatigada). S: strain (tensa). Aunque es una valoración subjetiva, sirve para que el profesional tenga una referencia del inicio y pueda compararlo cuando finalice el tratamiento.
Valoración de los parámetros de tonicidad: aunque tiene un componente físico que será aportado por las pruebas realizadas por el otorrino. Es interesante que el/la logopeda considere el grado de flexibilidad y movilización de las estructuras laríngeas, aunque es posible que se explore en futuras sesiones. Habrá que anotar la altura laríngea y si hay tensión muscular en reposo y durante la fonación.
Valoración de los parámetros respiratorios: la voz y la respiración van íntimamente ligadas, por eso, habrá que contemplar cuál es el patrón respiratorio, si es capaz de hacer un soplo prolongado y si puede mantener un fonema durante un tiempo concreto.
Valoración de los parámetros posturales: también la postura va a indicarnos muchos detalles sobre los malos hábitos y la tensión muscular asociada a ellos.
La información de la exploración física vendrá dada por las pruebas objetivas realizadas desde el servicio de otorrinolaringología.
Una vez se cuenta con toda la información necesaria, se plantean los objetivos de tratamiento junto con la familia para hacerles partícipes desde el inicio del mismo. 
Los ejercicios encaminados a conseguir estos objetivos pueden variar de un niño a otro en función de sus características de patología vocal, sus necesidades concretas, sus hábitos, su entorno familiar y su edad. Por eso, es fundamental contar con un buen asesoramiento del profesional de la logopedia.


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